Si papá o mamá tienen por costumbre leer en casa, probablemente los niños tomarán ese hábito por iniciativa propia. Lamentablemente, los padres que no fueron criados con el hábito de la lectura, desconocen los beneficios de la lectura y aunque parezca difícil de creer, a los niños les gusta leer.
Principalmente muchos de los pequeños que disfrutan de este bello hábito lo asocian con la compañía, la calma, la voz que los ayuda a conciliar el sueño, a fortalecer su imaginación, entre muchas otras ventajas que desconocemos, hasta que lo vivimos. Así que si eres de los papis que leen, me entenderás, si eres de los que nunca adquirieron amor por los libros, quédate al término de la nota, te encantará lo que descubrirás.

Cuando era niña, bueno, sí, por un lado te estoy hablando de cuando tener televisión era sólo de afortunados y de personas que ganaban un buen sueldo, más o menos por ahí de unos 30 años antes. Y sí, en ese tiempo no había muchas cosas para entretenerse más que la propia imaginación y si la fortalecíamos era mejor, porque entonces eras un niño curioso y metiche.

En ese entonces, yo veía a mi padre ir a trabajar todos los días con un libro en mano, ¿para que se lo llevaba? ¿En qué trabajaba? ¿Qué hacía con el libro? ¿Por qué nunca lo dejaba? Eran unas de las tantas preguntas que me hacía día con día. A veces, lo veía reírse solo, bueno, con el libro en mano, pero ¡solo! ¿Pues qué tanto decía el libro que hasta risas le causaba a mi padre? Un buen día, decidí bajar al sótano. El aroma, la inmensa hilera de libros viejos y nuevos, la polilla que por ahí volaba me causaron extrañeza y me incitaron a tomar un libro, el libro que tantas veces había escuchado mencionar a mis padres, el libro “buenísimo”, el causante de que me pusieran mi nombre.

Desde ese entonces, aunque a la primera no terminé de leer el libro que había elegido, no paré de leer, todas las recomendaciones eran bienvenidas. Lo mejor de este hábito fue cuando ingresé a la universidad, al momento de hacer mi examen me sentí segura, muchas de las cosas que había leído estaban presentes en el examen, increíble ¿no crees? Fui ahí donde me di cuenta que si en un futuro tenía hijos, les inculcaría este bello hábito.
Y bueno, así fue. Con el pasar del tiempo, yo trataba de plantar pequeños mensajes subliminales a mi pequeña, para que de esa forma ella se cuestionara igual que yo lo hice. También, comencé a llevarla a bibliotecas y a librerías. Siempre he tratado de buscar el mejor momento del día para leerle un cuento. Y lo mejor de todo, es que en un lugar de la casa le pude crear un espacio cómodo y acogedor, para que así ella relacionara la comodidad con la lectura. Claro, también le doy la oportunidad que elija lo que le atrae, no siempre es libro, sino revistas, cuentos, historietas, cómics, etc.
Hoy en día, tenemos todo a nuestro alcance, tenemos tanto que no sabemos qué hacer con ello. Así que te recomiendo que comiences a enseñarle a leer. No importa que tu niño sea muy tecnológico, actualmente, hay apps para cuentos, historietas, cómics, sólo es cuestión de mostrarle el camino.