¡Mis Amores! Ya los extrañaba. Estoy de vuelta. Hoy hablando sobre algo que seguramente, como mamás, hemos pasado, y si tu hija es muy chiquita, ya llegará.
La semana pasada, al llegar a casa después de la escuela, mi hija me preguntó: “Mami, Sofía nos invitó a una piyamada a su casa, ¿me dejas ir?”. Mi primer reacción y respuesta fue: NO. Una no sabe qué tipos de amigas irán o si habrá alguien cuidando, etcétera. Ya saben, cualquier cosa que lastime a mi niña.
Después de que mi hija me rogara por mucho tiempo, me puse a pensar que no debo ser así. Si algo aprendí del psicólogo para padres fue que, hay que darles libertad a los niños desde pequeños, para que tengan confianza en sí mismos.
La cosa era más sencilla de lo que pensaba; me convencí de dejarla ir, pero con el propósito de ponerme en contacto con los papás de su amiga, para estar completamente segura de que los van a cuidar y todo será muy sano.
No es fácil ver cómo tus nenes van creciendo. A veces no lo quiero aceptar, pero está pasando. Por ahora sólo es una salida con sus amiguitas; no me quiero imaginar cuando sea el novio o las salidas a la disco. ¡Pffff…!
Me despido con un tip para esas piyamadas de sus hijos en casa. Unas banderillas de salchicha para sus invitados:
Mezcle 1 taza de harina, sal al gusto, ½ cucharada de polvo para hornear, 1 huevo batido y 1/3 de taza de agua mineral, hasta lograr una mezcla espesa.
Con las salchichas ya insertadas en los palillos de madera largos, pásalas por la mezcla y cúbrelas muy bien con la misma.
Fríe en aceite bien caliente hasta que se doren. Escurre el exceso de grasa.
Recuerden: La familia es primero.