¡Hola, mis amores!
A veces la vida nos da sorpresas que en lugar de ser buenas terminan destrozándonos, mismas que nos lleva tiempo asimilarlas y salir adelante de ellas, por ejemplo, cuando un hijo muere. Se supone que la vida es: crecemos, tenemos hijos, los vemos crecer y llega el tiempo de que nosotros partamos, para que ellos sigan el mismo ciclo, pero en ocasiones por accidente, enfermedad u otros factores, nuestros niños se van antes de tiempo.
Este tipo de situaciones son muy tristes y se dice que es muy difícil para un padre superar la muerte de su hijo, a esto le sumamos que, si hay otros hijos, la convivencia se puede ver bastante afectada por el dolor y la pérdida, además, aparece el sentimiento de culpa, el «si hubiera», etcétera. La verdad es que nadie está preparado para una situación similar, y es normal sentir que la vida se nos va con ellos.
Superar una circunstancia así, como cualquier duelo, lleva su tiempo. Cada uno lo vive a su manera, y en ocasiones es tan fuerte, que se necesita acudir a ayuda especializada. Pero también hay otras formas de superar el dolor y puede ser a través de grupos de auto ayuda, que están dirigidos por profesionales, ya sean psicólogos, psicoanalistas, sacerdotes, tanatólogos o trabajadores sociales.
Siempre es bien recibida toda la ayuda necesaria, pero también no olvidemos a nuestra familia, en caso de que se tengan más hijos, no hay que descuidarlos, ellos también están afrontando a la situación, y se debe observar cómo viven la pérdida para poder atenderles adecuadamente. La respuesta ante la pérdida será diferente según la edad que tengan.
Es recomendable que los niños y jóvenes retomen sus actividades lo antes posible, para que la sensación de descontrol que produce la pérdida, sea menor. En cuanto a nuestra pareja, debemos ayudarnos mutuamente, el dolor es igual para ambos y ante todo no se deben olvidar el uno al otro, ya que estar juntos ayuda a superar más rápido la situación.
Nadie está preparado para vivir algo así, no obstante, es necesario aprender a salir adelante, especialmente por el resto de la familia, recordemos que no se está solo y maneras de ayudarnos hay muchas.