¡Mis amores!
Muchos padres y madres no imaginan el daño que puede causar en la vida del menor, que ellos no estén presentes en los diversos procesos de su vida.
«Un padre [o madre] ausente, no solo es el que físicamente no está, porque aun estando presente, es el que no desarrolla un rol de guía, de mentor, de orientador, de factor de seguridad y estabilidad con el niño y la familia. Es el que con el rol que desempeña, no crea vínculos seguros y afectivos con el niño”, aclaró la psicóloga Alejandra Rivera.
Los padres ausentes son aquellos padres que, por diferentes motivos, delegan la educación de sus hijos a terceros. Los padres ausentes no sienten la necesidad de implicarse activamente en el día a día de sus pequeños, no están ahí cuando necesitan un elogio o una reprimenda.
Un padre responsable no sólo le da su apellido y reconoce a sus hijos, lo cual es lo mínimo esperado desde el punto de vista legal, si no también está presente en todas las etapas del desarrollo de sus hijos. Muchos padres en el afán de proveer a sus familias, se dedican a trabajar a costa de estar completamente ausentes. Algunos piensan que compensando con dinero pueden resarcir su ausencia.
Se calcula que un 15% de niños sufre algún trastorno emocional, a causa de vivir en una familia con padres ausentes. El trastorno más grave es el disocial, un tipo de trastorno grave de la conducta que se caracteriza por transgredir las normas sociales, y violar los derechos básicos de los demás.
Los padres debemos estar presentes para educar, para poner límites o valorar los esfuerzos.
Los padres debemos estar ahí cuando los peques lloran y se enfadan, pero también para reírnos con ellos.
Un padre ausente deja marcas profundas en las mentes de los más pequeños.
Es necesario que cada padre y madre tome en cuenta que su presencia activa es esencial. Así se evitará la baja autoestima, bajo rendimiento escolar, problemas de conducta, e incluso, el descontrol de identidad.
¡Nos leemos la próxima mis amores!