¡Hola mis amores!
Hay veces que las situaciones del día a día pueden llegar a estresarnos tanto, que simplemente tenemos ganas de no seguir, es decir, tanto nos han sacado de nuestras casillas en el trabajo, el hogar o nuestros hijos, que necesitamos o sentimos que debemos tirar la toalla. No obstante, ya somos madres y por muy cansadas que estemos, no podemos estar siempre enojadas o de mal humor.
No debemos olvidar que para los pequeños somos el espejo de la conducta, y lo que ellos vean que hacemos lo van a imitar, por ello es importante aprender a guardar la calma, especialmente si no queremos que se vean afectados con conductas que aún no están hechas para su edad.
Puede que resulte difícil, sin embargo, no lo es y les quiero enseñar algunos tips para aprender a calmarnos, y que nuestros hijos no perciban como nos sentimos.
1.- Tiempo
Siempre hay que pensar antes de actuar, por ejemplo, si nuestro niño hizo una travesura, cual grave sea, es necesario darnos unos segundos antes de explotar. Pueden optar por cambiar de habitación, esto dará el tiempo necesario para calmar los nervios. También se puede poner un poco de música y recordar que es un niño y está en la edad de hacer muchas travesuras.
2.- Piensa positivo
Sé que es casi imposible no agobiarnos, pero tampoco es bueno permitir que la situación nos supere, por tanto, hay que pensar siempre positivo; en lugar de un «¡Estoy harta!», es mejor pensar que siempre se puede salir adelante. Una vez que se trabaje con el cerebro de esta manera, poco a poco irá cambiando la forma de afrontar las circunstancias.
3.- Déjate ayudar
Ya sea por la pareja, los hijos o la familia, en general es necesario buscar alguien que nos ayude para obtener tiempo y poder calmarse, por ejemplo, yo a veces simplemente dejo a los niños con su papá y salgo a caminar; esto me ayuda a irme calmando y al regreso puedo tomar los problemas desde otra perspectiva.
4.- Comparte preocupaciones
Sí, puede que seamos fuertes, pero tampoco somos un barril sin fondo, también nos llenamos de preocupaciones, temores, frustraciones y demás, así que por mucho trabajo que nos cueste, es necesario tener con quien hablar, podemos llamarlo «desahogarse», esto incluso se puede hacer con nuestro esposo, ya que la situación de un hogar es problema de ambos, y entre los dos pueden buscar alguna solución.
5.- Alarma
Tampoco quiero decirles que debemos aguantar todo, tenemos límites y por más que queramos calmarnos, a veces ya no se puede y explotamos; es necesario que nuestra familia sepa cuando ya estamos llegando al fondo y ellos deben aprender nuestras señales, cuando están empezando a sacarnos de quicio, por ejemplo, yo suelo apretar los labios, mientras que mi madre suspiraba muy fuerte. Son señales claras que ellos deben comprender.
No siempre es fácil llevar un hogar y somos humanos, también necesitamos un tiempo para nosotras, para no perder la calma frente a nuestra familia y es de vital importancia, ya que nuestros hijos, al percibir este tipo de cosas pueden crecer con temor y no es el punto, así que nada como buscar la manera de que nos entiendan y por supuesto de relajarnos, al final, hasta nuestro mismo cuerpo nos lo va a agradecer.