La vida en familia es algo hermoso, lleno de momentos inolvidables que sé que ninguna de nosotras cambiaría por nada, pero no siempre es perfecto. Más de una vez nos hemos enojado con nuestros hijos y, cuando estamos en ese estado, podemos llegar a decir ciertas cosas, de las que después nos podemos arrepentir.
Tal vez para nosotros como padres nos parezca que, después de haber dicho algo que no debíamos, y hablar con nuestros hijos de manera más calmada, esto está resuelto, pero a veces no es así. Las palabras pueden llegar a herir mucho, incluso pueden marcar a nuestros hijos para toda su vida.
Mi mejor consejo es evitar a toda costa las siguientes frases:
- ¿Por qué no eres como tu hermano/primo/amigo? Nunca es bueno comparar a tu hijo con nadie, recuerda que todos somos diferentes y no debe ser la copia de otra persona.
- ¡Nunca haces nada bien! Es nuestra responsabilidad enseñarles cómo se hacen las cosas, si hacen algo mal, la mejor forma de actuar es diciéndoles cuál es la forma correcta, no insultándolos.
- ¡Ya deja de llorar! Lo que esto provocará, es que tu niño crezca sin saber la forma de expresar sus emociones. No lo reprimas.
- ¡Deja de molestar! Si le dices eso a tu hijo, solamente le harás pensar que no lo quieres tener cerca, e irás construyendo una barrera que después no podrás derrumbar. Es mejor decirle que en ese momento estás ocupada y no puedes atenderlo, sin enojarte.
- ¡Le voy a decir a tu papá! Al decir esto, estás convirtiendo a tu esposo en el “papá malo” y al delegarle toda la responsabilidad a él, tú no representarás autoridad alguna.
Sé que es difícil contenerse, pero siempre vamos a querer lo mejor para nuestros hijos y sus primeros años de vida son clave, en cuanto a la formación de su carácter. Nadie dijo que ser padres era fácil, pero vale la pena.
@ElMundoDeYola
Mujeres y Familia 