Bueno, para comenzar a hablar sobre este tema antes que nada debo decirte que dejes atrás tus pensamientos inculcados por la vieja escuela, sí, por tus padres. Sé que es difícil, pero me parece de gran importancia que actúes bajo tus propios criterios, más no por los que te han hecho creer que son los correctos.
En muchas ocasiones mis lectoras me escriben con cierto toque de hartazgo al no saber qué hacer, ya que dicen encontrarse entre la espada y la pared, entre sí corrigen a sus hijos como “dice la abuela” o si los corrigen como “ellas lo harían”. Así que si te sientes identificada con esta nota, quédate al término y descubramos juntas las mejores técnicas para corregir a nuestro pequeños.

Y sí, ya sé que nadie sabe cómo educar a los hijos. Ya sé que la paternidad, para muchos, es la experiencia que más dificultades presenta, pero eso no quiere decir que no conduzcamos a nuestro hijos bajo algunas normas de comportamiento y educación, al contrario, deben saber que éstas se aprenden a través de la disciplina.
Y no creas que con mencionar disciplina me refiero a poner en práctica las técnicas de la vieja escuela. No, sino demostrarles que la aplicación de buenos modales y valores da resultados gratificantes tanto para la familia como para la sociedad.

Sin embargo, lo primero que debemos definir es: ¿qué es portarse mal? Aquí es donde quizá muchas madres difieran, porque habrá quienes toleren ciertos comportamientos y los normalicen y habrá quienes no. En este sentido, habrá que ponernos de acuerdo. Y si en algo debemos coincidir es que las conductas inadecuadas pueden revelarse en formas de rabietas, berrinches, llantos prolongados, golpes, chantajes o hasta en una autoagresión.
Pero, entonces ¿qué pasa cuando nuestro pequeño actúa así? Lo primero que debemos descartar es recurrir a la vieja técnica de mandar al niño al rincón, para que reflexione sobre por qué se portó mal, pues ya no funciona en estos tiempos donde la crianza positiva dice que no hay que dejarlo solo, sino contenerlo en sus emociones.

Así que primero, llénate de paciencia y comprensión, no te dejes influenciar por terceros, evita los gritos y las descalificaciones, haz refuerzos positivos cuando corresponda, dedica tiempo para conocer a tu hijo, mantén una instrucción dada y sobre todo sé amorosa, cariñosa. De este modo, podrás tomar la decisión correcta en el modo de criar a tus pequeños.