El momento más temido por los padres de niños pequeños es cuando tienen que hablarles de sexo, el problema es que no suelen hacerlo de manera natural y lo abordan como algo prohibido.
Todos sabemos que la educación sexual es un tema indispensable en nuestras vidas y que puede comenzar en cualquier momento, pero ¿es mejor dejar que nuestros hijos marquen el ritmo con sus preguntas o nosotras empezar a orientarlo? Interesante, ¿verdad? Así que quédate al término de esta nota y descubramos juntas el momento perfecto para hacerlo.

Y bueno, todos entendemos que la curiosidad es bien canija, sobre todo cuando llega “la edad de la punzada” ¿o no? Y no es nada del otro mundo, la realidad es que así como los niños aprenden a caminar y a hablar, también empiezan a aprender sobre sus cuerpos o más bien, es lo que deberían hacer.
Por esa razón es que debemos orientarlos y no dejarlos para que descubran la respuesta a la mala. Aunque te dé pena o vergüenza se tiene que preparar el escenario para introducir a los hijos en este tema.

Pero, “¿y cómo lo hago?” es la pregunta que muchas madres tienen. Y aunque te parezca burdo, con acciones muy pequeñas haces una gran diferencia. Por ejemplo, si comienzas a enseñarle al pequeño los nombres correctos de sus órganos sexuales, tal vez a la hora de ir al baño, lo más seguro es que en el futuro no sienta pena al expresarse.
O si tu hijo señala la parte de su cuerpo, sólo dile lo que es, sería un buen momento para explicarle qué partes del cuerpo son privadas y por qué alguien ajeno no debería tocarlas. Algo que me funcionó bastante bien fue cuando mi hijo me hizo preguntas sobre mi cuerpo, en lugar de reírme o sentir pena le di las respuestas directas y apropiadas a su edad.
Así que, conforme tu pequeñín vaya madurando sus preguntas y acciones serán distintas y tendrás que estar ahí para proporcionarle las respuestas detalladas. Pero, ¡mucho ojo! tú también tendrás que informarte para que uses la terminología específica y puedas mantener conversaciones honestas y sinceras en los próximos años.

Y no creas que es necesario dar un discurso, al contrario, puedes ser muy breve, pero certera. Puedes comenzar a indagar qué es lo que tus hijos ya saben y con base en eso, deja que sean ellos quienes guíen la conversación y hagan las preguntas. De este modo irás tratando los temas de su interés y analizando su postura frente al tema.