¿Cuántas de las que leen este maravilloso blog recuerdan los consejos de mamá o papá? Bueno, en mi caso, yo sólo recuerdo los de mi madre. Ya saben, a veces los padres se limitan a la comunicación con las hijas, porque piensan que esa labor es de las mamás. Sin embargo, lo que ellos no saben es que causan un gran vacío y que lo canalizamos con la misma actitud hacia nuestros hijos actuales.
De este modo, se vuelve muy común escudarnos con frases como: “Es que a mi no me educaron así”, “mi papá no lo hacía”, “¡No!, ¿cómo le voy a decir eso?”, etc., ¿te suena familiar? Parece ser que a muchas y a muchos. Así que quédate y sigue leyendo. Hoy te compartiré unos consejos que te serán muy útiles con tus pequeñines.

¿Qué le dices a tus hijos? Es una pregunta que, aunque parece insignificante, marca vidas, se deriva del mejor regalo que los padres nos pueden dar: la confianza. Este hermoso valor se debería transmitir en los primeros años de vida, ya que es cuando el mundo interno de los más pequeños se comienza a construir.
¿Recuerdas momentos en los que tus padres te hablaban sobre autoestima, amor y empatía? Es muy raro, ¿verdad? Normalmente, los valores, sentimientos y habilidades los vamos aprendiendo con las experiencias de nuestro día a día. Así cuando llegamos a la edad adulta podemos descubrir qué tan amado o rechazado nos sentimos en sociedad, si somos valiosos o insignificantes en nuestro trabajo. Sabremos si ocupamos un lugar importante o no en la vida de otro ser humano.

Por esta razón, resulta fundamental hablar con nuestros hijos y no de un tema en específico, sino los clásicos consejos de vida. Esto les ayudará a establecer una relación sana con su alrededor. Sin embargo hay que ser precavidas y cuidadosas con lo que se dice y por qué se dice, ya que no siempre lo que decimos podría ser lo correcto.
En muchas ocasiones, la forma en cómo nos dirigimos hacia un niño, el tipo de palabras que usamos para describir su personalidad y su conducta, define la programación interior en la manera en cómo se concibe. Recuerda que de nuestras palabras depende hacerlo sentir especial para convertirlo en una persona considerada y atenta con los demás.
Ya sea la madre o el padre debe poner en práctica la charla con los hijos. Esto les permitirá que resuelvan los problemas por sí mismos, entender que no pueden ser amigos de todos, serán curiosos y se cuestionarán, y un sinfín de sentimientos que reflejarán la base de cómo fueron educados.