Seguramente más de una vez has ignorado los irritantes quejidos y llantos de tu hijo, ¿o no? Bueno, al menos yo sí. Y es que, ya hablando en confianza, las labores del hogar, el trabajo, mi pareja y, sobre todo, la maternidad primeriza me desgastaba, me hartaba, me sofocaba y claro, lo que más deseaba era un break, pero ¿en qué momento, a qué hora? ¡Todo lo tenía encima! y para acabar de “amolar” la situación, mi hijo no paraba de llorar, ¿te suena familiar?
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¿Y yo qué iba a saber? Era la primera vez que me convertía en madre, no tenía experiencia y no podía estar llamándole a diario a mi mamá para que me aconsejara qué hacer. Sin embargo, con el paso del tiempo fui descubriendo la mejor manera de atender los comportamientos de mi niño. Principalmente, porque cuando mi pequeñín lloraba no era a causa de un problema físico ni nada que le doliera, es más, ni un berrinche era.
Esos “malos comportamientos” por lo general eran llamados de atención que yo ignoraba. Y como sabrás, ignorar a un niño o a un bebé que llora nunca puede ser una buena idea, ya que están comunicando una necesidad no satisfecha y no tienen más herramientas para expresarlo.

Por ello, es que debemos tener mucho cuidado, pues solemos confundir conductas con necesidades. Cuando un niño llora porque no ha conseguido algo, cuando grita porque se siente mal, cuando no puede calmarse o cuando se separa de sus padres tiene un clarísimo objetivo para hacerlo y no es molestar a sus padres, ni manipularlos ni desafiarlos. Eso con el pasar de los años, cuando después de reclamar su ración de seguridad y apego, nadie le responde. ¿Ahora notas la diferencia?

Así que debes comprenderlos y hacerles ver que los acompañamos y que eso no significa ceder o dejarnos manipular. Puedes hacerlo de muchas maneras, puedes ser empático y sensible con sus necesidades y firme en tu manera de aplicar las consecuencias. Lo que tu hijo quiere es sentir que comprendes su malestar y que estás a su lado. De esta manera, nuestro hijo con sus necesidades emocionales satisfechas será mucho más “racional” que otro que tiene que luchar por conseguirlas.