Es cierto que nuestra vida cambia cuando empezamos a tener hijos y es que, aún en pleno siglo XXI, el trabajo y la maternidad parecen ser dos mundos totalmente diferentes. O creces profesionalmente, porque la empresa en donde laboras requiere tu compromiso al 100%, o te enfocas en tus pequeños y dejas pasar muchas oportunidades de crecimiento.
La realidad es que las prioridades se modifican y dejamos de asistir a justas porque nuestros hijos necesitan nuestra atención, después de pasar más de siete horas trabajando es justo que les brindemos nuestro tiempo y dedicación. Pero la situación no es igual para todas, ya que muchas cuentan con el apoyo de sus madres o de sus parejas.

Pero, ¿qué pasa con aquellas que tienen que trabajar y mantener su hogar sin ayuda externa? Se ven en la necesidad de dejar a sus pequeños en guarderías y eso, a la larga, los niños pueden malinterpretarlo. Ven que las mamás de sus amiguitos asisten a todas las juntas o van por ellos al colegio y la suya no.
Por ello, es fundamental explicarles que el hecho de que te vayas a trabajar no quiere decir que no los amas, al contrario, el amor que sientes y el deseo de darles una vida digna es lo que te motiva a levantarte cada mañana y dejarlos en su escuela para llevar comida a la mesa.
La sociedad nos ha dado un discurso que hemos interiorizado desde hace mucho tiempo, el cual dice que los hombres deben ser los proveedores y las mujeres las amas de casa y las cuidadoras de los pequeños, pero ese patrón no entiende las necesidades de cada familia. Lo importante es verlo desde otra perspectiva, es decir, desde la independencia y el valor individual.
No estás fallando como madre, debes tener lo claro. Estas haciendo lo que puedes con lo que tienes para brindarle la mejor vida a tus hijos y eso, a la larda, te lo van a reconocer. Líbrate de toda la culpa que sientes por dejarlos tanto tiempo al cuidado y supervisión de otra persona. A veces no hay otra opción.
Debes encontrar un equilibrio en ambos aspectos de tu vida. No es fácil, lo sé, pero se puede hacer. Se fuerte, porque la maternidad es un constante reto y más cuando debes salir a trabajar por y para ellos.
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