Como mamás es normal que no deseemos más que darle lo mejor a nuestros hijos, en todos los aspectos. Hemos trabajado duro para que nuestros pequeños no pasen ninguna carencia afectiva y mucho menos material.

Pero quiero que comprendan algo, hermosas, una cosa es brindarle todo a nuestros hijos para que tengan una excelente calidad de vida y otra muy distinta es proyectar nuestros sueños frustrados o anhelos en ellos.

No se vale proyectarse en sus hijos, mis amores

¿Por qué les digo esto, mis amadas lectoras? Es común saber de padres que deseaban ser o hacer algo diferente a lo que les llevó a lo que son actualmente, pero buscan hacer que sus hijos lo hagan, bajo el pretexto de que “están dándoles la vida que merecen”.

Un ejemplo es el de aquella mamá que quería ser actriz, cantante o modelo, y por eso lleva a su pequeña hija a clases de estas expresiones artísticas, incluso si no es lo que ella realmente desea hacer con su tiempo y su vida.

Lo que es importante es que, como madres, platiquemos con nuestros pequeños para conocer sus propios sueños y anhelos, y ahora sí, dar nuestro tiempo, fuerza, energía y dinero para que ellos puedan materializar lo que desean. Finalmente, eso es lo que va a hacerlos felices y por ende nosotros lo seremos al verlos realizados.

Nuestros hijos no tienen por qué cargar con el peso de nuestras metas canceladas o los anhelos que dejamos a medio camino por una cosa u otra, no son culpables y ellos no vinieron al mundo para calmar la frustración de sus padres.

Nuestros pequeños nacieron para vivir sus propias vida y cumplir sus propios sueños. Sí nosotros queremos darles todo, entonces comencemos por esa libertad para tomar su propio camino, claro que siempre con amor, cuidado hacia ellos y siendo guías formidables.

@EsElMundoDeYola