¡Mis amores!
Las madres son las primeras en detectar e incluso prevenir los trastornos alimenticios, aunque muchas veces la culpa es fuerte y ellas mismas no saben qué hacer al respecto.
Ayudar a un adolescente con anorexia o algún otro trastorno alimenticio no es sencillo, pero tampoco imposible. Para lograr salir de esta situación es necesario que exista cariño, comprensión, paciencia y sobre todo trabajo en equipo. Es necesario ser proactivos y centrarse en buscar soluciones, por encima de todo.
La adolescencia es una etapa difícil. Los cambios se experimentan con intensidad y, por ello, esta etapa es un terreno fértil para el desarrollo de condiciones como la anorexia nerviosa. En este sentido, los trastornos alimenticios deben tratarse a tiempo, ya que pueden dejar secuelas físicas y psicológicas muy graves.
De hecho, los efectos no solo afectan al joven, sino también a la familia.
La Mesa por el Diálogo y por la Prevención de los Trastornos de Conducta Alimentaria de Cataluña, elaboró una encuesta sobre cómo las familias conllevan los trastornos de conducta alimentaria de sus hijas. Entre los resultados más relevantes que arrojó la encuesta está, además del sentimiento de culpa, las dificultades de padres y madres para autocontrolarse.
Debemos mantener la calma, no podemos forzar a nuestros hijos a comer, lo mejor es obtener ayuda profesional lo más pronto posible.
Posibles síntomas de la anorexia
Mis amores, cada individuo es diferente, pero existen señales que pudieran indicar que se está frente a un caso de anorexia nerviosa, por lo que hay que estar muy atentos a las conductas de nuestros jóvenes.
- El joven expresa miedo a engordar, aun cuando se encuentre en los rangos normales de peso que corresponden a su edad y talla.
- Limita exageradamente la cantidad de alimentos que come y busca excusas para comer solo o saltarse comidas.
- Pica la comida en trozos pequeños y juega con los alimentos.
- Hace ejercicio constantemente, aunque no existan condiciones adecuadas para hacerlo (clima, dolor, obligaciones).
- Algunos buscan maneras de obtener medicamentos como diuréticos, laxantes y supresores del apetito.
También podremos notar signos físicos como piel reseca, atrofia muscular, osteoporosis, boca seca, sensibilidad a las bajas temperaturas, mala memoria, confusión y depresión.
Si hemos detectado que nuestro hijo o hija cuenta con más de 5 síntomas de los mencionados, es momento de reaccionar y acudir con un especialista. Es necesario no dejar que nos gane la culpa, es mejor actuar antes de que de verdad sea demasiado tarde.
No hay tiempo para pensar qué lo causó, ni pararse en sentimientos como la ira, la vergüenza y la frustración que eso causa. Lo importante es actuar inmediatamente, los tratamientos pueden lograr la recuperación completa e implican una visión multidisciplinaria en la que actúan médicos, terapeutas, la familia e incluso amigos.
Reconocer la presencia de la anorexia es el primer paso para rescatar a un adolescente de esta patología. La supervisión constante y la detección de cambios son tareas inevitables para cualquier padre de hijos con esta enfermedad.