Hasta hace unos años atrás, el rol del padre en la familia era trabajar, ser el proveedor y la autoridad máxima en la casa, aunque sin involucrarse en la crianza de los hijos, ¿o no? El clásico estar presentes de manera física, pero distantes emocionalmente. Sin embargo, con el paso del tiempo los hijos manifestaron que esta conducta causaba heridas emocionales persistentes por el resto de su vida.
Por esta razón es que para las nuevas generaciones es muy importante mantener una conexión afectiva con sus padres.
No obstante, cada vez es más común conocer a mujeres que crían solas a sus hijos, sin ninguna participación del padre. Y esto implica no solamente la carga económica, sino muchos otros aspectos a resolver sin ayuda de nadie. Ya que, un padre ausente desatiende las necesidades de sus hijos o bien no está presente físicamente, y si lo está no tiene o no quiere tener la empatía suficiente para demostrarles el amor verdadero.
Y es que, desafortunadamente, la ausencia del padre provoca determinadas carencias que pueden dar lugar a futuros problemas emocionales, Pero la vida no es perfecta y la realidad puede ser muy diferente para cada persona, lo que significa que no todos los niños tienen la suerte de criarse en un hogar lleno de oportunidades o en casas donde el amor se vea reflejado con una relación fuerte y responsable.
Hay niños que, desgraciadamente, deben crecer en hogares llenos de problemas, adversidades, maltratos y aún así logran una estabilidad emocional. Por el contrario, hay otros que crecen en un seno familiar y hoy en día no mantienen una relación afectiva con sus padres.
Más bien parece ser que depende de la perspectiva de cada persona. En lo que no hay duda, es en que debemos educar a nuestros hijos para que mantengan su salud mental positiva, que cuiden sus pensamientos, su forma de amar y de demostrar amor, sólo así los efectos devastadores de la ausencia de la figura materna o paterna no se harán presentes.
Mujeres y Familia 