¡Mis amores!

¿Cuántas veces hemos escuchado eso de que “una buena nalgada puede marcar una gran diferencia”? Lo cierto es que la educación de nuestros pequeños no debería estar relacionada con ningún tipo de violencia, en específico la física.

Es común que las personas más conservadoras y mayores piensen que el uso de la fuerza es una excelente manera de corregir algunas conductas, pero se olvidan de algo importante: nuestros niños siempre serán menores que nosotros y por lo tanto más vulnerables.

En ocasiones, las personas suponen que la paternidad les da todos los derechos sobre sus hijos, incluido el de golpearlos. Sin embargo, el recurrir a este tipo de sanciones puede desembocar en graves consecuencias en el carácter y personalidad de nuestros hijos.

¿Golpean a sus hijos, mis amores? Deberían considerar cambiar de estrategia después de leer esto.

Golpear a nuestros niños puede no sólo ocasionar heridas físicas, también psicológicas. Por esto, mis amores, les dejo acá abajo algunas formas en las que los castigos violentos podrían afectarlos.

●  Miedo y desconfianza hacia otras personas.

●  Depresión, agresividad y baja autoestima.

●  Ideas suicidas.

●  Desórdenes alimentarios como anorexia o bulimia.

●  Dificultades en el aprendizaje.

●  Cuando se vuelvan adultos, pueden presentar temor a tener hijos.

Mis amores, debemos ser conscientes de que para que nuestros niños cambien algunas de sus conductas y tengan una evolución positiva, sólo tenemos que dejarles claro que está bien y que no es correcto, nosotros como adultos somos sus mejores guías y maestros de vida. Debemos ser pacientes y amorosos con ellos, es la única manera de ayudarles a cultivar una mejor versión de sí mismos.

@EsElMundoDeYola