Generaciones como los millennials y los centenials han puesto de manifiesto amargas verdades sobre la educación de los baby boomers y los X. Algunos han demostrado que la “educación de antes” no era la adecuada. Aunque muchos otros han afirmado lo contrario.
En lo que no hay duda, es que el trabajo de los padres no es más que permitir a los hijos desarrollar su potencial y hacer lo humanamente posible para que estén sanos y felices, ¿o no?. Entonces, por qué hoy en día existen padres que se cuestionan: ¿qué estoy haciendo mal en la educación de mis hijos?

¿Qué pensarías de una mamá primeriza que ofrece a su pequeño un vasito con Coca Cola?, ¿o de otra madre con “experiencia” que interviene en las decisiones de su hijo? En ambos casos, ¿qué está bien y qué no? Tal vez, hay quien diga que la primera madre está equivocada, mientras que otros digan que la segunda, incluso hay quien opina que ambas están mal, pero en lo que deberíamos coincidir todos es en opinar que dichas acciones son motivadas por los mismos padres.

Los niños no son el problema en la actualidad, lo que sucede es que los padres hemos dejado de poner atención a las cosas importantes, la educación, los valores y la convivencia en casa. Nuestro instinto por mantenerlos seguros provoca que los alejemos de la realidad.
Por esto es que me atrevo a decir que la mejor protección que podemos ofrecer a un niño es dejar que corra riesgos, porque sólo así forma su propia conciencia de sus capacidades y habilidades.
Ya no es imponer la educación que los padres de nuestros padres nos transmitieron, ya es avanzar y aceptar el cambio. Ya que, si no se resuelven los problemas generados por las nuevas realidades, crecerá el malestar en el sistema educativo.
La tecnología avanza todos los días, pero la educación se va deteriorando porque no hacemos lo suficiente para enfrentarla y mejorarla con la ayuda de la tecnología. Lejos de adaptar nuestra vida y apoyarnos, creemos que ya tenemos la vida resuelta y dejamos de darle valor a lo que realmente importa. Nos hemos deshumanizado. Urge un sistema de normas estable para mejorar nuestra propia conducta y ante ponernos límites que exijan la correcta formación de un ser humano.