Por mucho tiempo hablar sobre la maternidad era un tabú y en muchas ocasiones era romantizada a tal punto de que pasaba desapercibida. Sin embargo, sólo tú y yo sabemos lo difícil y complicado que es el “trabajo de mamá”.

La maternidad no tiene horarios, descansos, días feriados, bonos de productividad y las recompensas son muy lejanas, a diferencia del trabajo habitual de un oficinista, en el que sólo te preocupas por cumplir con objetivos y salir a tiempo de trabajar. Es más, de acuerdo con un estudio realizado por la Universidad Católica de Lovaina de Bélgica, invertir tiempo en la educación de tus pequeños/as es mucho más agotador que cumplir con los deberes laborales, sin embargo, el “trabajo de mamá” es mucho más gratificante por el lazo afectivo que se forma.
El desgaste físico y emocional tras cuidar un día entero a tu bebé, no se compara con el desgaste que ocurre al trabajar en una oficina, donde hay horarios para comer e ir al baño. Por lo tanto, el cansancio extremo que genera la maternidad puede llegar a ocasionar dolores musculares, insomnio, ansiedad, distanciamiento afectivo, frustración y en algunas ocasiones dan hasta ganas de llorar.
Por ello es importante que, así como tus pequeños requieren y les ofreces tiempo de calidad, te preocupes por ti y tú también descanses, encuentres un momento del día para ti y para tus hobbies o te apoyes con tu pareja o algún familiar de confianza, para que durante el día descanses por un momento o cumplas con alguna de tus necesidades.
Recuerda que descansar también debería ser una las prioridades de cada mamá, pues al estar mal nosotras, haremos mal nuestro trabajo de crianza y por consiguiente se dificultaría la labor de madre aún más.