Mi hija es tóxica… Por mi culpa

Desde que Melanie nació mis deseos de cuidarla, protegerla y darle lo mejor fueron demasiado grandes. No la dejaba en ningún momento y cada que lloraba, incluso después de que comenzó a hablar, yo o mi marido estábamos con ella enseguida. Para que se portara bien, poníamos como condición que le regalaríamos lo que ella quisiera al final de la semana. La dejábamos hacer lo que ella quisiera, ya que ambos queríamos que disfrutara su infancia al máximo, sin límites que ponían los padres anticuados.

El problema comenzó cuando ella cumplió los 10 años. Melanie nos dijo que iría a una pijamada, pero no para pedir permiso, sino que nos estaba comentando lo que ya había decidido hacer. Mi esposo le cuestionó sobre de dónde había sacado el permiso, y tan sólo por preguntarle, Melanie se enfureció y tiró los platos llenos de comida al piso para después subir a su habitación. Tanto mi marido como yo, nos quedamos boquiabiertos. Al final cedimos ante su decisión y ella se fue a la pijamada.

Las cosas fueron empeorando. Ella no se portaba bien a menos que hubiera un premio a cambio de su buena conducta, usaba el chantaje para conseguir los permisos que ella quería, ya sea llorando a mares, enfureciéndose hasta ponerse roja o haciendo berrinches extremos. Al final parecía que ella era la que tomaba decisiones y nosotros cedíamos.
Mi marido y yo no sabíamos qué hacer, nuestro amor por nuestra hija no nos permitía ponerle un alto, temíamos que si le decíamos algo podría pasarle algo por la colera tan extrema que tenía cuando nada iba de acuerdo con lo que ella quería.

Decidimos ir con un terapeuta que me recomendó una amiga, él nos comentó que, así como existen padres tóxicos, existen hijos tóxicos que se hacen por no saberlos educar y ponerles limites desde un principio. 

Los hijos tóxicos son fruto de una crianza deficiente en la que se les ha malcriado. No poniendo límites, cayendo en sus chantajes y permitiéndoles tener un poder que por edad y madurez no les correspondía.

A veces es entendible que muchos padres quieran lo mejor para los hijos, pero se tiene que recordar que un niño es como una plantita que necesita cuidados, cariño, amor, no sólo cosas que ellos quieran y no necesiten. Para evitar tener hijos tóxicos, es necesario poner limites claros y coherentes, así como enseñarles lo que es el respeto hacia los padres. No temas poner límites, en un futuro, tus pequeños te lo agradecerán.

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