
¡Mis amores!
Últimamente he visto muchas imágenes de Facebook de mujeres desaparecidas y en su mayoría jóvenes, enserio que no dejo de pensar en mi hija y mi corazón se apachurra, no puedo imaginar lo que las mamás de esas chicas atraviesan.
Incluso estaba leyendo un artículo de la Universidad Centroamericana y justo mencionaba que desde el momento en que no saben sobre el paradero de sus hijas comienza una incesante angustia y cuestionamientos que con el paso del tiempo y pocas respuestas se convierten en algo abrumador.
Y es que detengámonos un momento, cuando nuestros hijos salen de casa y por cualquier motivo no contestan los mensajes o llamadas, sentimos un hueco espantoso en el estómago. Quizá no está pasando nada malo, se terminó la batería o ni siquiera lo han escuchado sonar, pero nosotros podemos hacer una historia en 5 minutos, ahora estar en los zapatos de una madre que lleva horas, días, meses, incluso años buscando a su hijo o hija debe ser desgarrador.

¿Locura? ¡Claro! No soy experta para diagnosticarlo, pero algo dentro de nosotras debe salir y quizá pareciera locura. Retomando los posts en redes sociales donde jovencitas que habían salido a la tienda ya no regresaban o a la escuela y perdían rastro de ellas, pensaba en todo lo que quisiera hacer uno en esos momentos.
Incluso he visto perfiles llenos de fotografías, grupos creados para búsqueda, carteles y marchas en el centro del país exigiendo apoyo para dar con su paradero, pero lamentablemente esta situación no para.
Como madres apoyémonos, incluso recomendemos ayuda de expertos si es que alguien lo necesita, pongamos todos nuestros medios a disposición porque no sabemos cómo nos pueda ir el día de mañana.
Y bueno, no sólo como mamis la pasamos mal, nuestra pareja y demás hijos también viven la ausencia así que recomiendo a que vayan a grupos de apoyo, donde podrán sanar y detectar el impacto del hecho en su vida, porque hay personas que de verdad cambian por completo, aprender a trabajar con ello será pieza clave para no caer al borde de la locura como dirían coloquialmente.
Me duele decir esto, pero ante este hecho social, sólo queda cuidarnos, prevenir y enseñar a nuestras hijas o hijos a pedir ayuda. Eviten compartir información de más en redes sociales, usen rutas alternas a diario y manténganse en comunicación siempre, sólo que CUIDADO esto tampoco debe de generar paranoia. Y como siempre se los digo, no olviden que estamos en el mismo barco.