En el mundo actual, las personas que no se mueven o tratan de descansar mucho tiempo son tachadas de improductivas, sobre todo las mujeres, las cuales siempre se han visto como aquellas que “pueden con todo”, lo que ha provocado un síndrome en la sociedad llamado “La mujer fuerte”.

Este patrón en realidad no aparece de la nada, desde niñas, a muchas se nos enseña a que debemos ser responsables, serviciales y cuidadoras. La sociedad realmente espera que las mujeres sean inagotables, que siempre estén disponibles y que puedan con todo. Con el tiempo, estos mandatos se convierten en un estilo de vida y las mujeres intentan cumplir con todo lo que se les encarga.
Sin embargo, este síndrome, como todos, tiene sus costos invisibles, pues detrás de esa imagen de fortaleza, aparecen las consecuencias, que muchas veces no se ven. La exigencia constante genera estrés crónico, ansiedad, insomnio, cansancio extremo e incluso, problemas físicos como dolores musculares o defensas bajas. A nivel emocional, puede provocar sentimientos de soledad, frustración y desconexión con una misma, esto debido a que se cree que no hay espacio para la vulnerabilidad.
Lo más delicado es que estos efectos se notan de inmediato, son acumulativos y preocupantemente silenciosos. Un día, nuestro cuerpo o mente se cansan y es cuando todo sale a la luz y los problemas por el padecimiento de este síndrome comienzan.

Salir de este círculo no significa dejar de ser capaz o responsable, sino aprender a poner límites y a que no todo es posible realizarse y saber que es necesario en muchas ocasiones pedir ayuda. Los psicólogos recomiendan ir dando pequeños pasos como:
-Delegar en el trabajo y en casa.
-Aprender a decir que no, sin culpa.
-Permitirse descansar, no como un premio, sino como una necesidad.
-Pedir ayuda cuando algo nos sobrepasa.
Algo que también es muy importante, es el hecho de reconocer y validar nuestras propias emociones, incluso cuando nos sentimos cansadas, tristes o vulnerables, y la terapia psicológica puede ser un espacio muy seguro para cuestionarnos lo aprendido y ayudarnos a sanar.
Fuentes: