¡Mis amores!

El crecimiento de nuestros pequeños no tiene porque seguir un ritmo establecido, y parece que no todas lo hemos entendido. No porque el hijo de alguna amiga nuestra ya haga algunas cosas, quiere decir que nuestros hijos ya deben hacerlo todo también.

Es normal que estemos ansiosas, esperando que nuestros pequeños bebés comiencen a caminar, pero lo cierto es que cada cuerpecito tiene un ritmo de crecimiento diferente, incluso sucede que como nosotras comenzamos a caminar a cierta edad, esperamos que nuestros niños lo hagan de la misma manera.

¿Por qué no debo presionar a mi hijo para que camine?

Como madres es normal que seamos exigentes pero tenemos que entender que hay ciertos niveles que llegan a ser insanos. El querer presionar a nuestros hijos a hacer algunas cosas como crecer y desarrollarse puede tener serias consecuencias en ellos.

El querer obligar a nuestros niños a crecer puede dañarlos tanto emocional como físicamente, pues al forzar el desarrollo de sus funciones motoras es muy probable que los pequeños sufran alguna lesión y esta misma impida su progreso motriz.

De igual manera, el forzar a nuestros chiquitos puede generar en ellos inseguridades y sentimientos de insuficiencia, además de baja autoestima. Pueden llegar a pensar que nosotras creemos que no son buenos o que simplemente no son capaces de lograr un avance por sí mismos.

Como madres debemos entender que sí es nuestro trabajo ayudar a nuestros hijos, a impulsarlos y motivarlos, de igual manera a practicar con ellos algunos ejercicios que ayuden en su crecimiento, pero no significa lo mismo que cargarles la mano y exigirles más allá de lo que sus cuerpecitos pueden dar, mis amores.

Junto a ese trabajo en equipo, nosotras también debemos llenarlos de amor y de palabras de aliento, celebrar sus pequeños logros y sobre todo, decirles que no pasa si se caen, nosotras vamos a ayudarles a levantarse y a seguir intentando cada día.

@EsElMundoDeYola